miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sólo sé que no sé nada.

Debo confesarte, que siempre que te miro, se me olvida pestañear. Que siempre que mis ojos te encuentran mis oidos no escuchan a nadie más. Son momentos de tensión en los que mi corazón va rápido y lento al mismo tiempo, no puedo calcular las pulsaciones ya que son demasiadas en tan pocos segundos, todas nuestras imágenes pasan como diapositivas por mi mente mientras te miro, mientras que tú me quitas la cara y haces como si no existiera. Obviamente, todo termina con una mirada perdida al vacio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario