Hacia mucho tiempo que no me acordaba de todas las sensaciones que me hizo sentir ese niño, de aquella noche en la playa. Que lo agarraba como si nunca lo fuera perder, y el ami cuando me abrazaba tan fuerte. Cuando me miraba de esa manera, esa mirada que nunca voy a olvidar. Ese atardecer, esas estrellas por la noche. Esas miradas que me echaban las niñas muertas de envidia. (Lo siento, pero tenía que decirlo)
Un tú, un yo y un nosotros. Aquel primer beso, aquel primer abrazo, aquella reconciliación, aquel reencuentro, aquellos deseos, aquella impaciencia, aquella risa. En cada semáforo. El número tres, aún lo sigo viendo y aún me sigo acordando. El número once también sigue presente, y cada rincón que tú y yo pisamos también esta en mi mente. Cada pequeño rincón que quizás tú no te acordarás pero yo si, cada banco, cada acera, cada farola. También me acuerdo de cada palabra que pronunciaste, en qué rincón y en qué momento exacto, aunque sé que tú no. De cada canción que me recordaba ati, de la que no, de cada sonrisa que salia por ti, de cada lágrima que me hiciste llorar, de cada grito que hiciste hacer, de cada salto que me hiciste hacer con la felicidad que me rodeaba, era una rotonda de felicidad que nunca se acababa, hasta que de repente, apareció un STOP que paró mi vida. Desde entonces, el tiempo se paró y yo me perdí, pero justo a tiempo todo volvió a su ser, porque tú volviste a ser tú, y yo pude ser quien era de verdad, Gracias (L)
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