Y ya tan solo nos queda rezar, rezar al cielo para que cada uno esté donde debe estar, para que dejen de poner absurdas etiquetas a la gente que vale más que cualquier estúpido insulto. Todos os creéis conocerme, pero solo sabéis lo que yo quiero que sepáis. A veces me gustaría darle la espalda al mundo y que no me insistiese en que me diese la vuelta. Que la vida no consiste en querer lo que se ve a simple vista, sino en querer lo que no se ve, lo que no está a la vista de todos.
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